
cuando la aurora
despierta
rosados fulgores
sobre los tejados
de la gran ciudad....
las calles vacías
se pueblan de sombras,
que arrastran su inercia
a través del cauce
de la inexistencia
" por comodidad ".
Hombres consumidos
por el loco anhelo
de la posesión
-pobres marionetas
transidas de odio
y de soledad-,
que en su ingenuidad;
van sembrando indiferencia
en los surcos del camino
y al volver por la cosecha
sólo encuentran ansiedad.
Qué ufanos llevan
su anonimato
qué seguros van
libres de su libertad.
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